Si hay un producto que marca el verano en el norte, ese es el bonito del Norte. Cada año, entre junio y septiembre, arranca la famosa costera, cuando los barcos artesanales salen al Cantábrico para traer a puerto uno de los pescados más codiciados de la temporada.
No es un pescado cualquiera: su carne blanca, su textura suave y su sabor delicado lo convierten en el rey de muchas cartas en sidrerías y restaurantes. Y además, se pesca de forma sostenible, con anzuelo y línea, lo que asegura una calidad de primera.
La joya de la corona: la ventresca
Dentro del bonito, hay un corte que se lleva todos los aplausos: la ventresca. Es la parte más jugosa y melosa, con un punto de grasa que le da un sabor espectacular. A la brasa, confitada o en conserva, es puro lujo en cada bocado.
Platos que saben a verano
Cuando llega la costera, el recetario se llena de clásicos que nunca fallan:
- Bonito a la plancha o a la parrilla, jugoso y con un toque de aceite de oliva.
- Bonito con tomate, el plato que nunca falta en casa.
- Marmitako, el guiso marinero por excelencia.
- Escabeche de bonito, perfecto para días de calor.
- Empanadas y rollos de bonito, ideales para fiestas y meriendas campestres.
- Ventresca a la brasa, para los que buscan un capricho especial.En definitiva, la costera del bonito es una de esas tradiciones que hacen del verano en el norte algo único. Si te acercas a Asturias, Cantabria o el País Vasco en estos meses, no puedes irte sin probar un buen plato de bonito o una ventresca que se deshaga en la boca.p
¿Y tú? ¿con que plato de Bonito del Norte te quedas?