El otoño es, sin duda, una de las estaciones más inspiradoras para la gastronomía. Con la llegada de los días más frescos, el cuerpo comienza a demandar platos reconfortantes, recetas que abrigan y productos de temporada que marcan la diferencia en la mesa.

Productos de temporada: el alma de la cocina otoñal

La despensa otoñal es especialmente generosa. Entre los protagonistas destacan las setas, con variedades tan apreciadas como los boletus, níscalos o trompetas de la muerte, perfectas para guisos, salteados o risottos. También las calabazas, presentes tanto en cremas suaves y aromáticas como en repostería.

Las castañas, símbolo indiscutible de esta estación, se disfrutan asadas en la calle, en purés, guarniciones e incluso en postres tradicionales. Las manzanas y peras, en su punto óptimo, se convierten en aliadas para tartas, compotas o acompañamientos de carnes.

Por otro lado, la caza menor —como la perdiz o el conejo— y mayor —como el jabalí o el venado— regresa a las cartas de muchos restaurantes, ofreciendo sabores intensos que se combinan de manera magistral con vinos tintos y guisos prolongados.

Recetas que reconfortan

Con el cambio de estación, los guisos, estofados y platos de cuchara recuperan protagonismo. Fabadas, potajes, sopas y cremas aportan el calor necesario frente a los días más cortos y frescos. Los asados de carnes y aves se enriquecen con hierbas aromáticas y frutos secos, mientras que los pescados de temporada, como el bonito del norte en su despedida o el bacalao, se reinventan en recetas tradicionales y creativas.

Maridajes de otoño

El vino tinto adquiere especial relevancia en esta época, maridando con carnes de caza y guisos intensos. Sin embargo, también hay espacio para sidras, perfectas con platos de manzana o con quesos curados, y para vinos blancos de cuerpo medio, ideales con setas y pescados. En repostería, las infusiones especiadas y los licores suaves completan una experiencia de sobremesa que invita a la calma.

Una estación para disfrutar con los cinco sentidos

El otoño invita a cocinar despacio, a disfrutar de aromas que inundan la cocina y a recuperar la tradición de reunirse en torno a la mesa. Es un tiempo de colores cálidos y sabores profundos que nos recuerdan que cada estación tiene su encanto, y que la gastronomía, más que nunca, es un reflejo de la naturaleza.